#6meses de Mauritania

NEWSLETTER. Fortalecimiento de perfil internacional, cooperación en aspectos migratorios y energéticos.

#6meses de Mauritania
Nouakchott. Fuente: Laminesall96, CC BY-SA 4.0
NEWSLETTER. Mauritania ha fortalecido su perfil internacional gracias a su liderazgo en la Unión Africana y a la positiva gestión de las relaciones con sus socios. El país muestra una sincera intención de cooperar en materia migratoria y energética con los países de su entorno, de forma que ello repercuta en su propio desarrollo económico.

Qué ha pasado.

En la primera mitad del año, Mauritania ha incrementado su visibilidad internacional, gracias especialmente a la asunción de varios roles en organismos supranacionales. Hasta mediados de febrero, el presidente Mohamed Ahmed Ould Ghazouani ostentó la presidencia rotatoria de la Unión Africana, y recientemente el mauritano Sidi Ould Tah ha sido designado presidente del Banco Africano de Desarrollo tras su larga experiencia como ministro de Economía de Mauritania y presidente del Banco Árabe para el Desarrollo Económico en África (BADEA).

El país ha fortalecido la cooperación con sus principales socios internacionales. En primer lugar con la UE, que se ha convertido en su principal socio comercial -destacando entre sus países miembros España con un volumen de intercambios de más de 600 millones de euros-. No en vano, el país ibérico es un importante socio también en materia migratoria: el presidente de la región de Canarias, Fernando Clavijo, fue recibido en febrero por el presidente Ghazouani y miembros del gobierno mauritano para hablar de cooperación en materia de formación profesional (proyecto 'Tierra Firme') y migración circular tras la visita de Pedro Sánchez del año pasado. Ya en diciembre, el Comisario UE de Asociaciones Internacionales, Jozef Síkela, había sido recibido en Nouakchott, donde también prometió 100 millones de euros para ayudar al país en el desarrollo del hidrógeno verde y la gestión de la migración.

La cooperación también se ha multiplicado con sus vecinos directos. Especialmente con Senegal, con quien comparte el yacimiento gasístico de GNL ‘Grand Tortue Ahmeyim’ -cuya explotación ha confiado a la británica BP y la americana Kosmos- lanzado oficialmente a primeros de año y visitado por los presidentes de ambos países en mayo. Pese a la buena relación económica, durante el mes de marzo Nouakchott se enfrentó a una importante crisis en materia migratoria en relación a los inmigrantes procedentes de Senegal (y Mali) entre acusaciones sobre el mal trato y las deportaciones masivas de ciudadanos de ambos estados por parte de las autoridades mauritanas.

Con Marruecos también se estrecharon los lazos después de la reunión mantenida entre Mohammed VI y Ghazouani en el mes de diciembre. Se han firmado diversos acuerdos para aumentar la cooperación en materia energética (con un proyecto de interconexión eléctrica) y pesquera (protocolo de reciprocidad), y se han producido varias visitas en el ámbito de la cooperación militar y económica (para la creación de la Bolsa de Nouakchott). Además, ambos países materializaron la cooperación en frontera frente al narcotráfico y para la detención de varios miembros del Frente Polisario que pretendían acceder a Mauritania.

Con Argelia se mantienen igualmente unas relaciones cordiales. En abril ambos gobiernos se reunieron para reforzar la cooperación en defensa, tras la visita del presidente Abdelmajid Tebboune en diciembre, siendo el primer presidente argelino en hacerlo en 37 años. Ambos países firmaron una declaración de condena de los bombardeos israelíes sobre Irán, uniéndose así a otros 19 estados árabes en la llamada a la desescalada y al establecimiento de un Oriente Medio libre de armas de destrucción masiva.

En el plano internacional también destaca la posible entrada de Mauritania en el listado de países con prohibición de viajar a EE.UU. publicada por Trump, en la que ya se encuentra por ejemplo Libia. Por otro lado, el país recibió 82,5 millones de dólares del Banco Mundial para su proyecto DREAM de mejora de las infraestructuras energéticas y mineras.

En política nacional, el presidente Ghazouani lanzó a finales de año un proceso de diálogo nacional que ha sido recibido con escepticismo por la oposición debido al fracaso de ejercicios anteriores. En mayo, se confirmó la sentencia de quince años de prisión para el expresidente Mohamed Ould Abdel Aziz por su implicación en un caso de corrupción. Finalmente, el país se enfrenta a una crisis vinculada a la disminución en la recogida de pescado que amenaza la economía local de las regiones costeras.

Qué esperar.

Mauritania ha gozado durante varios meses de un importante escaparate internacional vinculado a la presidencia rotatoria de la UA, que ha sido aprovechado por el presidente Ghazouani para posicionar al país como impulsor del diálogo y puente entre el Magreb y el África subsahariana. Pese a las críticas recibidas por el fracaso de los intentos de mediación en el conflicto libio (a donde viajó acompañado del presidente de la República del Congo, si bien no fue recibido por las autoridades del Este), lo cierto es que su ejercicio al frente de la organización supranacional ha sido calificado como un éxito, tanto por alojar la cumbre continental sobre Educación de la que emanó la Declaración de Nouakchott, como por los avances tangibles en otros procesos de paz (Sudán, RDC), en materia de reforma institucional y ahorro presupuestario, transición energética, y en una mayor presencia diplomática de África en la escena internacional. Muestra de ello es que sus principales vecinos (Argelia y Marruecos) han apoyado la labor del dirigente y destacado su rol estabilizador y constructivo.

Ciertamente, esa enorme visibilidad tenderá a caer en el semestre que viene, si bien la flamante presidencia por un mauritano del Banco Africano del Desarrollo le proporciona una posición clave en el ámbito de ayuda al desarrollo, en un contexto de retroceso de la contribución de USAID. No en vano, Ghazouani se reunirá en los próximos días con Trump en Washington junto a otros dirigentes africanos para tratar el asunto de la cooperación, pocos días después de que EE.UU. haya amenazado con incluir a Mauritania en la lista de prohibiciones de viaje.

En cuanto a su posición regional, lo más probable es que Nouakchott mantenga su bien pensada postura de equidistancia hacia sus vecinos Marruecos y Argelia, con el fin de evitar cualquier animadversión o polémica con ninguno de ellos. Ciertamente, durante el semestre pasado hubo una aceleración de la cooperación a través de la firma de varios acuerdos con Rabat, que pretende involucrar a Mauritania en su Iniciativa Atlántica como pieza clave para dar acceso al océano a los países del Sahel. Sin embargo, el gobierno mauritano evita posicionarse de forma demasiado decisiva sobre la cuestión y de momento ninguno de los acuerdos firmados con Marruecos este semestre se refiere a las infraestructuras necesarias para facilitar dicho tránsito. 

A la vez, el país trata de acrecentar su autonomía estratégica mediante proyectos como el yacimiento gasístico ‘Grand Tortue Ahmeyin’, cuyo potencial y previsiones a 5-7 años prevén convertir al dueto Mauritania-Senegal en un exportador de GNL de talla mundial, solo por debajo de los gigantes continentales Argelia y Nigeria.

En clave interna, será importante comprobar en qué se traduce el proceso de diálogo nacional lanzado por el presidente Ghazouani a finales del año pasado. Aunque la mayoría de partidos de la oposición ha manifestado su voluntad de participar, otros pertenecientes a la coalición anti-sistema lo han rechazado desde el primer momento y llaman al boicot, alegando que no se dan las condiciones necesarias para un diálogo sincero y calificando la propuesta de «farsa». El gobierno mauritano deberá esforzarse más para lograr involucrar a amplios sectores de la sociedad civil si pretende obtener un consenso y una estabilidad que le permita al país concentrarse en su necesario desarrollo económico.